CONTENIDO
1-ESCUELA FILOSÓFICA
2-PRINCIPAL EXPONENTE
3-OTROS REPRESENTANTES
EMPIRISMO ESCUELA FILOSOFICA
Esta
fue una escuela principalmente que estaba en total desacuerdo con el racionalismo,
su auge fue llevado en el sigloXVI y mediados del XVII, esta escuela, nace en
Inglaterra y por esto casi todos lo empiristas son ingleses y los racionalistas
no.
Defendieron
a capa y espada la idea que es la experiencia la que nos permite llegar al conocimiento,
de allí parte su nombre del griego "empeiría" (experiencia).
Esta
escuela se desarrolló más específicamente en Gran Bretaña y sus representantes
más destacados fueron Locke, Berkeley y Hume, defienden que el conocimiento se hace
bajo la experiencia, de la que proceden
y, en última instancia, se derivan todos ellos, por lo que no existen
conocimientos o ideas innatas de las que pueda derivarse ningún conocimiento.
En
una época de reformadores, Bacon quiere ser también un reformador. Pretende
reformar la sociedad a través de la ciencia aplicada (éste es el mensaje de su
utopía, La Nueva Atlántida); pero ello presupone reformar antes la ciencia, en
sus objetivos y en sus métodos.
El
proyecto fundamental de Bacon es, pues, éste: «Establecer y extender el dominio
de la raza humana sobre el Universo, [...] lo cual depende, por entero, tanto
de las artes como de las ciencias. Porque no podemos dominar la Naturaleza sino
obedeciéndola» (Novum Organum, I,129). Hay que utilizar la Naturaleza para
hacer feliz al hombre: se trata de un humanismo «técnico» (o industrial),
puesto que Bacon afirma que «la introducción de famosos descubrimientos ocupa,
con mucho, el primer lugar entre las acciones humanas» (Novum Organum, I,129),
y beneficia más que las reformas sociales o políticas. Con razón se ha llamado
a Bacon «el filósofo de la revolución industrial» (Farrington). Ahora bien,
sólo se puede dominar la Naturaleza obedeciéndola, es decir, adaptándose a su
estructura y sus leyes. La técnica requiere, pues, un previo conocimiento de la
realidad: la ciencia. Sin ella, los inventos no son sino casualidades.

Bacon
pretendió reformar la ciencia y el método científico, pero fracasó en el
intento: la «revolución científica» sería hecha por los mismos científicos, y
Bacon no era uno de ellos. Todo comenzó con el De revolucionibus orbium
coelestium, publicado en 1543 cuando su autor, Copérnico, acababa de morir. El
prologuista y editor, Andreas Osiander, quitaba importancia a la obra,
afirmando que sólo contenía hipótesis que permitían calcular los movimientos
celestes, pero que no pretendía que tales hipótesis fueran «verdaderas, ni
incluso verosímiles, sino que únicamente permitieran hacer cálculos conformes
con los hechos observados». Desde luego, ésa no era la opinión de Copérnico,
pero se evitó el escándalo. La gran batalla comenzó cuando Kepler y Galileo
defendieron públicamente la hipótesis copernicana del heliocentrismo.